ROMANCE DE “EL COJO”

22 de Mayo de 2019
(Con mis humildes disculpas al lector por escribir en verso, sin experiencia, algo como el relato de una espera)

Salí tarde del trabajo,               
esta noche toca caza.
Aunque vestido de “casual”
lleno voy de esperanza.
Hoy me toca irme solo,            
los chicos hoy estudiaban.
Ni a casa que pude ir,               
ni mi perro me llevaba.
Los zapatos de trabajo              
en el campo me cambiaba
y preparaba las cosas,               
toca noche estrellada.

Aún de día, ya listo,                  
al final llegué con tiempo.
Tengo el rifle cargado,              
y ya me quedo muy quieto.
En el alto de la casa                  
tengo el maizal cubierto,
en estas fechas de Mayo           
un palmo brota del suelo.
Llevo un rato mirando              
el lado más ribereño,
desde el río es normal              
que entre el que yo quiero.

Cuando sonaba el móvil           
anunciándome la pena,
estaba yo concentrado,            
mirando para la siembra.
Ha fallecido María,                   
me contaba mi colega,
y sin dejar de observar             
yo me quedaba de piedra.
Mientras me daba detalles,      
cortaba su verborrea:
ahora te he de dejar,                
hay un guarro por la siembra.

Andando por el lindero            
se paseaba de día
un cochinete mediano             
dando saltos se venía.
Este cochino está mal,              
raros andares tenía,
me distraje con los mismos      
más de lo que debería.
Era un macho herido,               
enclenque que parecía,
animal que hay que matar        
pues claramente sufría.


Cuando le quise apuntar          
él se metió en el río,
pobre animal herido                
el lance me dejó frío.
Me dispuse a esperar,              
continúo con el vicio.
Ya se me hace de noche,          
la luna está de vacío.
No serían aún las diez               
cuando escuché el ruido,
allí estaba otra vez,                  
el cojo, que ha venido.

Lo tenía más que claro             
y el visor me preparé,
Cuándo se cruce el guarro        
con la luz iluminaré.
Cruzó el guarro, sonó pom!!     
mas no se ve donde pare.
Si tuviera mi perrete                
le probaba con la sangre.
Es pronto, llamo a casa             
¿quién se viene que da sangre?
Los dos Fozzies se preparan      
listos para enmontarse.

Son las doce, he llegado           
con los Fozzies y mi Arco.
Atraíllo a mi perro                    
y le hago buscar rastro.
La primera vez que sale,           
aún no lo tiene claro.
No encontramos la sangre        
seguro que le he dado.
Por fin damos con el sitio,        
pongo el perro al rastro,
aunque va muy despistado       
el solo nos va llevando.


El muñón que tenía en la mano izquierda,
sobre el que se apoyaba al andar,
lo que le hacia andar dando saltos.

Sesenta metros se hace            
la trufa tocando suelo,
cuando con algo de miedo       
da con el macareno,
con la edad mas que matar       
esto te deja contento.
Vemos el guarro despacio,       
está herido, no miento
Tiene muñón en la mano,         
que le hace ir muy lento,
algo de boquita tiene,              
lo haremos de recuerdo.

Que duros son los cochinos      
que emoción cuando noto
el impacto de la bala                
en lo alto de su lomo.
Que gusto ver a tu perro          
trabajar bien en el cobro,
y a tus hijos disfrutar                
de la caza, juntos todos.
Es una noche sin luna,              
las que gustan en el foro,
lo justo para inspirar                
este Romance del Cojo.      

Mira en youtube:
Arco - el rastro de El Cojo
https://youtu.be/AZPOwv3jyT8